“Plus Ultra”, una expresión latina de la que
el emperador Carlos V hizo su lema
personal, y cuyo significado es “Mas
allá”; que servia para arengar al combate a los navegantes. Una inscripción
que figura en los pilares del escudo nacional,
como símbolo de la creencia mitológica de que Hércules los puso en el
Estrecho de Gibraltar para señalar el límite del fin del mundo.
El
Bar-Restaurante Toribio no está en el fin del mundo; ni siquiera en el
extrarradio de la ciudad de Valencia, se encuentra en la calle Plus Ultra, 30, en
una zona muy poblada entre las avenidas de la Plata y la de Dr. Waksman. Una
barriada de la que ya se habló en un capítulo anterior.
Toribio, evoca el recuerdo de Santo Toribio de Liébana, en
esa comarca de Cantabria de donde procede el famoso cocido lebaniego. Un
contundente plato para soportar el frío clima de los Picos de Europa. Sin
embargo, en este concurrido bar-restaurante, para almorzar, nada mejor que una
tortilla de patatas con cebolla caramelizada.
Los Dalton
Buidaolles visitan este viernes dicho local y, como siempre, mantienen una
tertulia animada, con los temas que han sido noticia en esta fría semana de
invierno: Las divisiones internas de los partidos, – como es el caso de los
Socialistas y de Podemos - o la decisión del partido Ciudadanos de eliminar de su
ideario la referencia de
socialdemócratas y centrarse en el modelo liberal. También se habló del
problema de las pensiones y de su pérdida de poder adquisitivo, o de los
concursos de tiro a los que uno de ellos es aficionado.
Una semana, casi sin darse cuenta, en la que se llega al ecuador del curso, habiendo
superado la cuesta de enero, un cuatrimestre que se presenta más llevadero
gracias a las vacaciones de Fallas y de Pascua.
José González Fernández
Aquí quiero mostrar el entusiasmo por el bocadillo. Si ninguna pretensión, deconocía el local, y con la barra ya saqueada por la clientela, el bocadillo de revuelto de setas con pimientos y habitas en un pan tierno y crujiente a la vez fué de gloria bendita. Si hubiera sido el pan entero me lo hubiera zampado muy a gustito y sin pestañear. ¡Hurra!
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