domingo, 22 de enero de 2017

Bar Hermanos Barberá (Barrio de la Malvarrosa - Valéncia) 20/01/2017




Es el día en que ese hombre de mirada severa, dedo acusador, paladín del dorado esperpento… toma posesión de su cargo como 45º Presidente de los Estados Unidos. Ese personaje que antes de llegar ya ha hecho temblar al mundo con sus amenazas, es obvio que no viene en son de paz; pues el pronunciar su propio apellido “Trump”, ya de por sí suena a estruendo o impacto. No en vano, ya se ha encargado de sembrar hostilidades en los países de su entorno y en China. Su programa político representa las corrientes más conservadoras  que preconizan el poteccionismo económico y el cierre de fronteras. Sin embargo, el alcance de ese pregonado enroque, está aún por ver. Es obvio que su agresiva actitud sólo forma parte de una estrategia de negociación, con la que busca asustar a sus futuros adversarios y que éstos renuncien a una parte de sus pretensiones. Igualmente, el tiempo dirá si esta política surtirá efecto imitación por parte de otras potencias económicas europeas.
Este ha sido uno de los temas de la tertulia del día de Los Dalton Buidaolles en su visita al Bar Hermanos Barberá, en el barrio de La Malvarrosa. El establecimiento se encuentra en la Avinguda dels Tarongers, 39, entre la playa y la Universidad.
El barrio, situado al Noreste de ciudad, se denomina así por la planta que lleva su nombre, que en otro tiempo creciera por la zona. Tanto a su playa como a su paseo marítimo, tan frecuentados en época estival, se les identifica también con ese evocador topónimo. Allí se encuentra restaurada la casa del novelista Vicente Blasco Ibáñez, y Sorolla se inspiró en su paisaje y su luz en una gran parte de sus pinturas. Un perfumista francés, Jean Felix Robillard, cultivó aquí este geranio para su fábrica de esencias en el año 1812.
El barrio surge como un poblado marinero de clase humilde y poco adinerada. Sin embargo, los proyectos urbanísticos han ido transformándolo, construyéndose edificios de pisos caros en lo que antes eran casas, atrayendo con ello a una población de mayor poder adquisitivo, que ha elegido vivir junto al mar. En la actualidad cuenta con algo más de 14.000 habitantes.
Uno de los monumentos importantes del barrio, que forma parte del patrimonio histórico artístico, es el Hospital-Asilo San Juan de Dios, edificio modernista que data de 1907, con estructura metálica y ladrillo visto en todo el edificio como elemento de expresión, con frisos cerámicos, lo cual le da una apariencia distinguida. Fue diseñado por Francisco Mora Berenguer, quien diseñó también el mercado de Colón, del mismo estilo.
El barrio cuenta también con un hospital clínico universitario, que está justo enfrente de la playa.
El Bar Hermanos Barberá tiene un amplio local donde es difícil encontrar mesa libre a determinadas horas de la mañana. Un establecimiento moderno que intenta reflejar en la decoración de sus paredes, en gran tamaño, los iconos más populares de la ciudad de Valencia: La Virgen de los Desamparados, las construcciones modernistas emblemáticas, el equipo de futbol del Valencia en su época dorada… símbolos comunes con los que se identifican la mayoría de su clientela. Como plato interesante en su degustación ofrece el bacalao con huevo frito y cebolla.
El duro y crudo invierno se estaba dejando notar en toda la península y, de forma especial, en la zona de Levante. Las temperaturas bajaron considerablemente y llegó a nevar a nivel del mar, en lugares donde hacía más de noventa años no lo hacía. Denia, Alicante, Torrevieja y una gran parte de la provincia de Valencia, se llegaron a cubrir con el espeso blanco manto, y, en algunas zonas, produciendo cortes de carreteras y suministros energéticos. Este viernes, había estado lloviendo durante toda la noche en la ciudad del Turia y, justo en el momento del almuerzo, daba la impresión de que se hubieran desatado las fuerzas de la naturaleza con toda su ferocidad; rayos, truenos, granizo… se dieron cita esa mañana como si de un conjuro se tratara. El fuerte oleaje azotaba todo el litoral, llegando a anegar algunas playas, como era el caso de la del Saler, la de Pinedo y también la de La Malvarrosa.
No obstante, sin temer al frío, al viento o a la lluvia, Los Dalton Buidaolles fieles a lo que ya se está convirtiendo en un ritual o deber inexcusable, acuden a su cita semanal en la que lo importante no es sólo comer, sino también la relación, la tertulia, la risoterapia, el intercambio de vivencias tanto personales como profesionales… en definitiva, la convivencia de un grupo informal que facilita la relación en los grupos formales y mejora la comunicación y eficiencia de los mismos.
José González Fernández