Los Dalton
Buidaolles se dirigen a Pinedo, una pedanía de Valencia de 2.700
habitantes, situada en el margen sur, junto a la desembocadura del
nuevo cauce del río Turia. Una zona del parque natural de la
albufera rodeada por los arrozales y por el mar.
S
e
sabe que tuvo su origen en la conquista de Valencia por Jaime I, pues
en esta zona acamparon los soldados y, en recuerdo de la conquista,
construyeron una cruz de piedra que aún se conserva en el paseo
marítimo. Los hallazgos arqueológicos submarinos encontrados, datan
de la época romana, destacando una escultura de bronce de Apolo
encontrada en 1963, la cual se erige en la Glorieta de la entrada
desde Valencia.
También se
localizan allí algunas de las últimas barracas centenarias que aún
se conservan.
Pinedo era una
zona de marjal y de huerta ganada al pinar, dedicada al cultivo del
arroz durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX, pero esta
actividad decreció notablemente en los años sesenta debido a la
construcción del nuevo cauce del río Turia, lo que originó la
destrucción de una buena parte de la huerta. Sin embargo, su
economía se fue transformando en los años setenta, centrándose
sobre todo en numerosos negocios de hostelería.
O
tro
atractivo de Pinedo son sus playas de dunas y fina arena; un espacio
natural protegido por el Parque Natural de la Albufera que cuenta con
una amplia zona donde se permite el nudismo. También existe una
playa para perros; una zona acotada que es la que está más cerca
del puerto.
En el número 321
de Carrera del Riu, – antigua carretera de los poblados de la
Albufera - se encuentra el Restaurante “Casa Borras”; un
local con estilo propio, tanto en su fachada como en su interior,
especializado en arroces, pero con una carta muy variada en
almuerzos.
El amplio surtido
de vinos, colocados de forma visible y estratégica, para que los
clientes tengan acceso a los mismos y puedan leer sus etiquetas, le
dan al local un aire elegante y un cierto toque de originalidad, con
las botellas c
olocadas
en diversas posiciones, sirviendo de bodega y a la vez de decorado.
E
ntre
sus variados bocadillos podemos destacar “el de carne de caballo
con ajetes tiernos”. Un rico bocado que cabalga entre lo
prohibido y lo deseado, puesto que para muchos es un delicioso
manjar, aunque para otros represente una brutalidad, un acto cruel
contra ese animal tan noble.
Pero por encima
de los sentimientos de solidaridad animalista, el “bocata de
caballo” aporta la energía del propio cuadrúpedo y su carne
es tierna y jugosa, lo que permite se pueda digerir bien en el escaso
tiempo que disponen quienes se han de incorporar a sus tareas
habituales.
En Casa Borras se
conjuga la tradición con el confort de su amplio y cómodo local, al
que resulta fácil acceder gracias a su zona de aparcamiento.
José González Fernández
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