jueves, 9 de febrero de 2017

Bar Restaurante Moncayo (Barrio la Cruz del Grao) 27/01/2017



La mañana se presentaba fresca y húmeda, aunque, a la hora del almuerzo, el tibio sol ayudaba a secar los charcos – que en algunos casos formaban balsas – del agua acumulada durante las últimas semanas. En el barrio La Cruz del Grao, la gente empezaba a dejar sus guaridas, no sólo para trabajar o hacer la compra, también para pasear y salir de ese letargo invernal que obliga a recluirse en casa. No en vano, la muchedumbre que abarrotaba el Bar-restaurante Moncayo a esas horas, daba fe de ello. 


El amplio local de la calle Rodrigo de Pertegás, 24, tiene una planta en forma de L y está decorado con los productos representativos de su gastronomía: los jamones y ristras de ajos que cuelgan a lo largo de la barra. Sin embargo, la concurrida afluencia de parroquianos, tal vez no sea por la calidad-precio de sus productos, el trato exquisito, la eficiencia del servicio, la decoración del local o la facilidad de aparcamiento en las inmediaciones; pues en ninguno de estos indicadorese le podría adjudicar una alta puntuación. Posiblemente, su éxito se deba a la zona donde se encuentra: el barrio de La Cruz del Grao, una zona muy poblada de la Ciudad, denominado así por la cruz cubierta gótica de piedra que en otro tiempo existió, - al igual que la que hay en la calle San Vicente Mártir o la de Mislata - y que en la actualidad ha sido reconstruida de hierro sobre un pedestal de piedra. 

La zona, al noreste de la ciudad, estaba formada por campos de huerta que eran regados por la acequia de Mestalla. Pero poco a poco, se fue transformando en industrial, ubicándose en el lugar fábricas que se alejaban del casco urbano y se aproximaban al puerto, algunas de ellas tales como: la de “Gas Lebón” o la de detergentes “Tu-Tu”, junto a otras. Con el tiempo, fueron apareciendo numerosas construcciones en torno a las fábricas. El Gas Lebón – cuyo nombre se debe al ingeniero que la construyó llamado Carlos Lebón - sirvió para alumbrar la ciudad durante mucho tiempo, pero a partir de los años 70, con la última corporación municipal franquista, el clamor popular de las asociaciones de vecinos; después de muchas y largas pugnas a causa de la contaminación existente, hizo que se urbanizara el barrio y se desmantelara la industria de gas. Actualmente, en su lugar, existe una zona verde y aún se conserva un depósito de acero como símbolo de una batalla ganada al Ayuntamiento. No obstante, se comenta que todo el subsuelo donde estuvo la fábrica, sigue aún contaminado, resultando muy costoso su excavación y traslado a un lugar seguro.


El habitual y copioso almuerzo, que en ocasiones parece una comida, fue seguido de una
visita al barrio, el cual se ha convertido en un lugar donde se dan todo tipo de negocios comerciales y tiendas especializadas, como es el caso de esta armería con amplios escaparates, en los que se exponen todo tipo de armas de fuego y blancas. Junto a ellas posan algunos de Los Dalton Buidaolles con forajido gesto y sonrisa cómplice. 
Una semana más, un lugar más para mantener la tertulia con los asuntos de
candente actualidad. El tema estrella de la semana seguía siendo las decisiones políticas de Donald Trump. El mundo tiembla ante medidas tan drásticas y miles de personas se manifiestan en Washington. …Pero la vida sigue y la felicidad es privilegio de aquellos que saben vivirla.

José González Fernández

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