La visita de hoy
sigue por el litoral, pero salvando el Puerto, - lugar al que
prometen volver para almorzar en otro momento– se dirigen a El
Cabañal-Cañamelar, otro de los Poblados Marítimos.
La
visita de Los Dalton Buidaolles toca hoy a uno de los establecimientos más populares e históricos de Valencia, especializado en almuerzos. No en vano es a lo único que se dedica, con un horario de apertura entre las 9 y las 15 horas. En carrer d’Eugènia Viñes, 177, “Bodega La Pascuala” se encuentra a 150 metros de la playa de “El Cabañal”, pudiendo acceder al mismo a través de todos los medios de transporte urbano, incluido ese “Tranvía a la Malvarrosa”, - tan famoso en la obra de Blasco Ibáñez - pues su línea pasa justo por la misma puerta del establecimiento.
El lugar en sí
mismo rezuma solera y tradición culinaria de bodega o vetusta
taberna, donde los animosos hombres de la mar, almorzaban tomando
después el cremaet; una combinación de café con ron o brandy. Sin
embargo, el cremaet no es un carajillo cualquiera, no. Suele ser un
coctel caliente de café y alcohol, previamente quemado, con azúcar,
limón y canela, dependiendo estos tres últimos ingredientes de las
preferencias del consumidor. Ese estimulador de los sentidos del
olfato y del gusto, proporciona la energía necesaria para soportar
las húmedas y frías mañanas de invierno, de los que faenan con
toda la mar detrás. Hay quien dice que el cremaet es el digestivo
ideal de la matutina sobremesa que proporciona alegría y aumenta los
decibelios de quienes se reúnen en torno a una mesa.
D
eben
abstenerse de visitar Bodega La Pascuala, aquellas personas que
busquen remilgos y cursilería, o aquellas otras que se decanten por
las formas y la presentación. En Bodega La Pascuala estás expuesto
a mancharte la “camisa nueva”, con el “all i olli”
de las patatas bravas o con la inexorable gota de vino o cerveza
que suele caer sobre tu pecho peludo o prominente, después de un
buen lengüetazo cuando empinas “el barral”.
Aquí se come en cantidad; si te atreves a pedir un bocadillo completo, te puedes ver obligado a solicitar ayuda para podértelo acabar.
Bodega La Pascuala, a pesar de que no siempre eres atendido adecuadamente, debido a la gran afluencia de público y a la escasez de camareros, es un lugar de visita obligada para todo el que pretenda salirse de los recorridos turísticos que organizan las agencias de viaje. Para quienes pretendan conocer los usos y costumbres ancestrales de la gente llana, en ese lugar de la ciudad que sobrevive y resurge de sus cenizas, soportando los fuertes vientos e inundaciones de las corrientes políticas y poderes fácticos que gobiernan la ciudad.
José González Fernández
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