Pasan los días, las semanas y los meses… pasa la vida. A
punto ya de pasar también ese tórrido verano; asfixiante en el aspecto
climatológico, inquietante en el terreno político-social, Los Dalton Buidaolles,
con nuevo logotipo, vuelven al ataque para iniciar el curso académico con
energías renovadas y sin que el peso de los años se deje notar en sus cabezas,
aunque deberíamos decir en el interior de las mismas, ya que en el exterior
casi todos peinan canas.
Las tensiones
internacionales entre Corea del Norte y Estados Unidos siembran la preocupación
en todo el mundo y amenazan la paz. Una paz inexistente, cuando los focos de
conflicto bélico cada día son mayores en oriente medio y en los países árabes.
Una paz embargada, cuando los atentados yihadistas llegan hasta Europa; como es
el caso de lo ocurrido en las ramblas de Barcelona en el mes de agosto.
la conquista de Valencia.
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Especial mención
requiere aquí también el cremaet, que, a pesar de lo que muchos piensen, no
tiene gran contenido alcohólico, ya que la función de quemar durante unos
segundos el ron que contiene, le baja la graduación, consiguiendo así un
combinado perfecto con el café, la canela, el azúcar y el limón. En este local
le dan un toque de distinción, al ponerle unos granos de café flotando en el
vaso. Una bebida, autóctona de la Comunidad Valenciana, que no llega a ser tan
conocida como la paella, pero que va camino de serlo.
Los Dalton Buidaolles, con aspecto deportivo
y veraniego
aún, disfrutan de la tertulia y rememoran sus andanzas por las Sierras de
Segura y Cazorla, cuando en el abrasador mes de julio, un importante número de
ellos, estuvieron deleitándose con esa otra afición para ellos, cual es la
música. El blues y la gastronomía tradicional de la zona se dieron cita en el
epicúreo encuentro en las prebéticas sierras de Jaén, en el multitudinario
festival de blues de Cazorla.
Y todo en un día en el que, además, celebraban el hecho de que
uno de Los Buidaolles acababa de ser abuelo por primera vez.
José González Fernández
El almuerzo de hoy tiene un protagonista indiscutible: ¡El abuelo Pepe! ¡Felicidades!
ResponderEliminarEl local estaba a rebosar y tuvimos que esperar un buen rato, pero valió la pena. El bocata de sang & ceba y fabetes excelente. Y además pillamos un trozo de cebolla duclce y tierna que sobró en la mesa de al lado. El servicio atento y amable. Bar ruidoso.
Y para acabar un buen cremaet.