¿Qué tendrá ese distrito de los Poblados Marítimos que una y otra vez les hace volver a Los Dalton Buidaolles? Este último día del mes de marzo iban a ser reincidentes en el mítico barrio de El Cabañal-Cañamelar. Tal vez por su sabor a pueblo, por su aroma a mar, por su belleza anárquica y decadente o, simplemente, por sus tascas; en las que almorzar es comer para todo el día.
cuadrados, pero que cuenta con una amplia terraza ocupando todo el ancho de una calle peatonal. Sin embargo, cuando llegaron los Buidaolles, todas las mesas estaban ocupadas y fueron ubicados en un local anexo un tanto especial. Roberto, - un interesante personaje a quien más adelante mencionaremos – encontró una rápida solución, y les instaló nada menos que en un casal fallero. Ese local que alberga trofeos, ninot… y todos los útiles necesarios para los eventos de la comisión fallera de las calles aledañas.
Una comisión fallera es una agrupación de personas que patrocinan una falla y que tiene una vigencia anual. Se disuelve siempre después de la cremà, y se vuelve a constituir otra de nuevo, en la que se nombran los nuevos cargos; quienes serán los responsables de la organización de festejos y actividades que se realizarán durante todo el año: verbenas, teatro, recaudación de dinero para el coste del monumento fallero, etc. Su estructura es muy jerarquizada: presidente, vicepresidente, tesorero, secretario y jefes de área. El casal es el ecosistema donde se mueve todo lo concerniente a la comisión de la falla; sede social y local de reuniones y actos lúdicos.
- No os preocupéis, os voy a poner de todo. Sólo decidme la bebida, de lo demás ya me encargo yo.
longanizas, de morcilla, de jamón, de carne de caballo con huevos… y unas deliciosas anchoas del Cantábrico. Además, con el café, también sacó pasteles. Todo ello al módico precio de 6,50 €. Nunca, en ningún sitio, habían recibido tanto – comida, bebida, buen trato, entretenimiento, etc. – por tan poco dinero.
Como en todas las reuniones de Los Dalton Buidaolles, también ese día hubo tertulia, y los temas tratados estuvieron relacionados con la música; seguidores y detractores de determinados cantantes que han aportado algo y otros que, a pesar de su fama, no han llegado a contribuir en nada a esta sagrada y compartida afición. También se discutió sobre tauromaquia; con la opinión de los protectores de los animales, - que lo entienden como una crueldad - contraria a quienes defienden el toreo: como un arte, como un negocio… y preconizan la pervivencia del mismo para que no se extinga la especie del toro bravo.
El humor: la mejor energía para cargar las pilas, el mejor antídoto contra la depresión. Una manera de enjuiciar las situaciones con cierto distanciamiento ingenioso y burlón, producto de la comicidad, que consigue hacer reír a la gente y que, por un momento, se olviden de las preocupaciones, sin llegar a coincidir plenamente con el pensamiento de Nietzsche: “El hombre sufre tan terriblemente en el mundo, que se ha visto obligado a inventar la risa”.
José González Fernández